<
>

La Chica del Banquillo: Jordan, el adjetivo

Michael Jordan es un legado, es la medida de presión para quien quiere ser considerado como GOAT.

Cuando Tom Brady levantó su séptimo Vince Lombardi, el nombre de Michael Jordan entró en la conversación. El quaterback había superado en títulos a su Majestad. Comparar a Jordan es inevitable. Es que se convirtió en un estándar de medición. Medimos el éxito, las estadísticas y la grandeza basados en los conseguido por el 23 de los Chicago Bulls. Podemos comparar, pero Jordan lo hizo primero.

Michael Jordan, el ícono, es en sí un adjetivo. Un hombre que globalizó una marca, de la mano del comisionado David Stern, en el peor momento de la liga. Tomó a la NBA y le puso su cara. Se la cargó en el hombro para ser su máximo ícono y expandir las duelas hasta Asia. Un mercado que le debe en parte su actual éxito a lo hecho por MJ.

Podemos hablar de sus 6 anillos en 6 finales. De un hombre que no tenía en su vocabulario el perder. El documental de The Last Dance, de nuestra cadena ESPN, muestra el lado más competitivo de un genio del tabloncillo. De un atleta capaz de reinventar su propio entrenamiento para volver de una lesión o de apretar a sus compañeros más allá del concepto de equipo para conseguir una victoria.

Hoy 17 de febrero cumple 60 años. Aún resuena aquel fax con dos palabras I’m back (Estoy de vuelta) que resumía el talento de quien no necesitaba de trash talk, sino que hablaba en la cancha. Pero si se lo aplicabas sufrías las consecuencias.

Michael Jordan es un legado. Es el Everest. Es la medida de presión para quien quiere ser considerado como GOAT. Es la versión original. El primero. Y su propio esfuerzo asegura que no será el último. Larga vida al verdadero Rey. ¡Feliz cumple Jordan!