El apellido Zacarías es una marca registrada en el boxeo argentino. Don Santos fue boxeador primero y luego técnico. Fanático admirador de Carlos Gardel y Joe Louis, encontró su camino en la docencia. De hecho, forjó desde el minuto cero a dos campeones mundiales como Juan Martín “Látigo” Coggi o Sergio Víctor Palma, sin contar su impronta en otros boxeadores como Enrique Jana o Alberto Sicurella.
Hoy Don Santos ya no está pero sigue vivo en la memoria de su hijo, Alberto, y de su nieto, Patricio. En la Escuela de Boxeo Santos Zacarías– no podía llevar otro nombre- de Rafael Calzada, a unos 21 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires, padre e hijo trabajan y se preparan para que uno de sus alumnos, Jeremías Ponce, enfrente su máximo desafío. La pelea por el campeonato mundial welter junior IBF, vacante, con el puertorriqueño Subriel Matías el 25 de febrero en The Armory, Minneapolis.
Ponce marcha invicto con 30 peleas, 20 logradas antes del límite mientras que Matías tiene 18 victorias, todas por nocaut, y una derrota.
En la misma velada, que transmitirá ESPN KNOCK OUT, estará presente otro argentino: Alberto Palmetta (18 victorias, una derrota, 13 nocauts) ante Jamal James. Será la co estelar y en ella el ex olímpico en Rio Palmetta enfrentará al local James, quien a los 34, suma 27 victorias, 12 antes del límite y 2 derrotas. El festival será organizado por Premier Boxing Champions.
“Con Ponce me pasó lo mismo que en su momento con Carolina Duer: un día, y no me pregunten bien por qué, les dije que los iba a hacer campeones del mundo y Carolina lo fue”, explica y rememora Alberto Zacarías.
“Ahora esperemos la pelea de Jeremías, que ya ganó un título IBO. Yo digo que uno puede enseñarles la técnica a los boxeadores, de arriba abajo. Pero no les puede enseñar a que tengan pegada de nocaut, o que sean aguantadores, o que sean capaces de caer y levantarse, porque eso lo llevan adentro, no se enseña y es lo que suele distinguir a los campeones de los que no lo son: tienen un extra que a otros les falta”.
Ponce es una de las joyas del gimnasio y ha llegado de la mano de los Zacarías a ser retador a la corona de las 140 libras dejada vacante por Josh Taylor.
“Yo me manejo en forma independiente. Y siempre consulto al boxeador, le muestro todo, porque la palabra final la tiene él. A veces, ante una bolsa en el exterior que parece interesante, tal vez sea más conveniente dejarla pasar, evitar una derrota segura y apostar a otra cosa, pero siempre decide el boxeador. Yo, con la gran ayuda de mi hijo que me secunda en todo, me manejo así, solo, y así se logró la chance de Jeremias”, afirma Alberto.
En su gimnasio, ubicado en Rafael Calzada 2091, en el Partido de Almirante Brown, hay lugar para realizar festivales de boxeo y también para todos los que quieran practicar. Muy cerca se encuentra José Mármol, donde justamente nació “Jere” Ponce.
“La pelea con Subriel Matías es difícil, claro, pero difícil para los dos, porque por algo llegaron a este momento. Yo siento que va a ganar Jeremías, porque técnicamente tiene muchas más herramientas, porque sabe ejercer una gran presión en el rival y por muchos otros factores que, obviamente, no los voy a contar ahora. Matías habló mucho y bueno, ya se sabe que es parte del negocio y de la promoción. Ahora ya está todo listo, y solamente hay que esperar”.
La pelea será transmitida por ESPN KNOCK OUT y se aguarda un choque atractivo y especial entre un noqueador como Matías y un boxeador de gran presión como Jeremías.
“Jere era muy peleador de chico y encontró una forma de vida en el boxeo. Y eso es parte fundamental de esto, porque es bueno tener o formar campeones, pero también es muy importante encontrar algo en la vida que te sostenga y te permita seguir adelante y eso es lo que tratamos acá, en el gimnasio, no solamente formar un campeón o una campeona, que es lógicamente el sueño de cada entrenador, sino también de que los jóvenes encuentren un mejor estilo de vida”.
Apasionado y verborrágico, Alberto junto a su hijo Patricio acunan un sueño. “Todo esto lo creó mi papá y confieso que no se si en el mundo hay tres generaciones dedicadas a la enseñanza del boxeo. En noviembre voy a cumplir cuarenta años desde que entré por primera vez a un gimnasio, que fue el Luna Park. Hice el curso de técnico de la Federación Argentina, porque mi papá me dijo que así había que hacer y lo hice, aunque cuando más aprendí del tema fue en el gimnasio, junto a él, viéndolo y escuchándolo, porque era un docente de alma”.